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| | Historia de la villa condal de Cifuentes
Pequeño resumen de la historia de la villa Condal de Cifuentes | El nombre de esta villa procede de las Siete Fuentes que nacen en el seno mismo de la villa. El origen histórico de Cifuentes puede situarse en los primeros años de la repoblación de este territorio, tras la reconquista del mismo a cargo del reino de Castilla. Dicha reconquista se consumaría hacia 1085, por Alfonso VI, y el lugar de Cifuentes formaría parte, en un principio, de la llamada Transierra de Castilla que llegaba hasta el Tajo. Todavía un lugar pequeño, Cifuentes quedó adscrita, en calidad de aldea, al Común de Villa y Tierra de Atienza. A este amplio terreno le concedió Alfonso VII Fuero y límites en 1149, y a finales del siglo XII, Cifuentes fue erigido por los obispos seguntinos en cabeza de arciprestazgo. Numerosos arrieros se asentaron en él, prosperando de inmediato el gremio y oficio de la arriería.En 1177, a raíz de la reconquista de Cuenca, creció todavía más Cifuentes, datando de esa época la creación de un concurrido mercado, lo que la hizo consolidarse ya como núcleo importante comarcal. Durante el reinado de Alfonso X el Sabio, Cifuentes alcanza su independencia del Común de Atienza, creando su propio alfoz y constituyéndose en villa cabeza de Comunidad y de señorío al mismo tiempo.
En 1253, el rey Alfonso entrega el señorío de Cifuentes y de otros lugares de la Alcarria, a su amante doña Mayor Guillén de Guzmán, quien ejerce el señorío con munificencia, elevando la iglesia parroquial románica, y ayudando notablemente al progresivo desarrollo del burgo. Tuvo también el señorío cifontino el infante don Juan Manuel, quien en 1317 adquirió por compra a doña Blanca, hija de doña Mayor, todas las prerrogativas señoriales y jurisdiccionales, confirmando de inmediato los fueros, usos y costumbres de sus habitantes. Tras pasar sucesivamente por tres hijos de Juan Manuel, y no quedar de ellos descendencia, Cifuentes viene a ser incorporado a la Corona de Castilla por Pedro I el Cruel. Su sucesor y hermanastro Enrique II de Trastamara, el de las mercedes, entrega este pueblo en merced a su primo don Alfonso de Aragón, conde de Ribagorza y marqués de Villena, heredándolo su hijo don Pedro de Aragón, y luego el hijo de este, don Enrique de Aragón el Nigromántico, de quien, por carecer de sucesión, pasa nuevamente a poder de la corona castellana.
El rey Juan II lo entrega luego en tenencia y alcaldía a su valido don Alvaro de Luna, y este lo cede posteriormente a su amigo don Juan de Silva, en 1431. Este gentilhombre es nombrado por el monarca primer conde de Cifuentes. En esta familia seguiría la villa y su amplio alfoz hasta la abolición de los señoríos en 1812. Numerosa y variopinta es la sucesión y retablo de los miembros de la familia Silva, que con su título de Condes de Cifuentes tantas hojas de la historia de España llenaron en pasados siglos. Destacados en las armas, las letras y la política española de los siglos modernos, podemos recordar en breve relación al primer conde, don Juan de Silva, alférez mayor de Castilla y miembro del Real Consejo. Su hijo don Alonso de Silva, segundo conde, alcanzó también el cargo de alférez mayor de Castilla con Enrique IV, participando en las guerras civiles de su reinado, y viviendo largos años en su villa de Cifuentes. El tercer conde fue don Juan de Silva, también alférez mayor del reino, quien colaboró con los Reyes Católicos en la guerra de Granada, siendo su capitán general; aumentó notablemente los territorios de su señorío cifontino, y fundó el famoso convento franciscano de su villa. El cuarto conde sería don Fernando de Silva, que prestó notable apoyo al Emperador Carlos y a los flamencos en la guerra de las Comunidades de Castilla. Fue luego nombrado embajador imperial en Europa, y capitán de los ejércitos reales. Favoreció con su fortuna a Cifuentes, realizando obras y fundaciones, como el hospital del Remedio y el convento de monjas franciscanas de Nuestra Señora de Belén. Su hijo don Juan de Silva, quinto conde, acompañó a Carlos V en sus viajes por Europa. El sexto fue también llamado don Fernando de Silva, alcanzando el grado de capitán de Guardias de Castilla, y luchando con éxito en el norte de Africa. Tras la muerte del séptimo conde, don Juan Baltasar de los Reyes, se entablaron largos pleitos familiares por la posesión del condado de Cifuentes.
A comienzos del siglo XVIII, era conde don Fernando de Silva Meneses, quien durante la Guerra de Sucesión se puso al lado del archiduque de Austria, en contra de los Borbones. Al terminar la contienda, estos le desposeyeron de títulos y bienes, destruyendo por completo su palacio cifontino, que ocupaba parte de la plaza mayor, frente al edificio concejil, sembrando de sal su solar. Creció la importancia de Cifuentes durante el siglo XIX y parte del XX, erigiéndose en centro importante de una densa comarca, correspondiente a la Alcarria alta y parte de la Serranía del Ducado, cuyos pueblecillos acudían al comercio y servicios de la villa, que al mismo tiempo era cabeza de partido judicial.
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